Wednesday, June 30, 2010
Keep training!
Cutting.
Up until last night in aikido class, I thought I had understood what cutting was. But sensei made me realize I was way off mark. I’ve been transferring what I thought was correct cutting movement of my tegatana (sword hands), imitating the suburi movements with bokken into actions when I practice taijutsu. But I had not realized the subtle difference in cutting with both hands simultaneously and the other type of cutting which is what sensei wants me to practice, where the first hand leads like the driver’s vision, and the other hand immediately following is the one that actually cuts. The subtlety is of course what I must learn to distinguish. I am simply doing this very diligently at first for yokomen uchi irimi nage. I enter into the entering LOL!
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Protecting my organs.
My favorite senpai who is really the one who has patiently taught me how to improve my ukemi, has noted that I still tend to bump my bum while doing ushiro ukemi (not too much, but enough to cause slight impact), and that over time I may be harming my organs (kidneys, etc.) So apart from the thousands of details that I learn to learn, that I practice while smiling in class, I am also trying wholeheartedly to involve my abdomen more during all of my ukemi. I have noticed that if I am aware of that small but ever so important curl as I gather my abdomen inside, it will help me round my back more, thus avoiding the impact on my bum!!! So this is what remains. My smile. I am so lucky that I have a big enough bum to remind me how alive I am through the ouch and the pain and the bumps!! LOL
Keep training!
The doctor is here.
My niece is also a fan of the most colorful parts of Japanese culture. As we feed on each other's discovery of interesting links, like this one: http://whiteboardjournal.com/news/publication/yokai-anatomy.html
I reflect on how organized my employers are, and how with regards to health and hygiene, they (the Japanese) will ensure that all goes as planned, in other words, a once-a-year health check up from the Doctor must be made, for your own good.
So the doctor is here. He is briefly and concisely checking everyone's health. I hope to pass the test, if at least the mental one.
*Yanagi-baba (”willow witch”) is the spirit of 1,000-year-old willow tree. Anatomical features include long, green hair resembling leafy willow branches, wrinkled bark-like skin, a stomach that supplies nourishment directly to the tree roots, a sac for storing tree sap, and a cane cut from the wood of the old tree. Although Yanagi-baba is relatively harmless, she is known to harass passersby by snatching umbrellas into her hair, blowing fog out through her nose, and spitting tree sap.
Life and Penalty Kicks
よくやった!
Japan lost against Paraguay in a match in which there were many efforts for goals with no results in favor of either team, so the game had to go into extra time and then into the penalty kicks.
Life and Penalty Kicks. Whoever in the FIFA decided that a match should be decided by a series of penalty kicks is a real masochist, a lover of all emotions that produce pain and excitement, anguish and ecstasy, sorrow and joy. The goalkeeper is hated or exalted. And if a player happens to miss his kick, he goes down into history as the one who shamefully blew away the team’s opportunity to win. What kind of lesson and message does this give to humanity? Does our success depend on one kick? Isn’t life just a series of actions and experiences, all good, all with courage, and it really is not a question of kicking to win, but rather moving to live fully?
Wednesday, June 16, 2010
El Ratón Viajero
El Ratón Viajero
Parece que a muchos que viajamos desde Venezuela al exterior para unas pequeñas y modestas vacaciones, nos da un especié de “ratón viajero” al regresar a nuestro país. Venezuela, te sufro y te amo tanto. Más o menos podría decir lo mismo de alguna otra persona en alguna otra relación que he tenido en mi pasado lejano y no tan lejano, pero no me acuerdo de ninguna relación pasado o presente que supere mi relación con mi país, esa sensación de abismo y tristeza cuando llego a Maiquetía para ver que está todo peor a cuando me fui.
Yo no creo en culpar a Chávez. Ni creo en culpar a los burgueses dueños de empresas privadas. No apuntaré mi dedo hacia los chavechoros corruptos. No me burlaré en actitud de irónica crueldad hacia “el pueblo” que todo aguanta. Pero sí creo que el venezolano a pie como yo, como tú, independientemente de nuestras creencias sociales o políticas o personales, tenemos que seguir insistiendo en asumir individualmente la responsabilidad de hacer propio nuestro país, para así contribuir a que este país no muera más. En la semana siguiente a mi regreso a Caracas, indagué y fustigué a mi ego, reconstruí las razones por la cual me apego a lo material, y por ende porqué sufro al sentir que me quitan la libertad de consumir o no consumir, porqué me molesta si me coartan lo que siento es mi derecho de escoger entre esto o aquello si esto o aquello ya ni siquiera son opciones, me volví a preguntarme qué me motiva levantarme cada día a pesar de que la inflación nos come los sueldos, y cuáles serían mis responsabilidades para seguir viva en este cuerpo, en este plano, en esta sanidad aparente y temporal.
Apartando mis otros “issues” o temas que últimamente me han obligado a reconstruir mi vida personal, debo también afrontar mi deber como ciudadana. En este mi pequeño espacio, en este modesto círculo de energía, intentaré generar respuestas y acciones para hacer el bien. Confío en esto, confío solo en mi voluntad para ser valiente, para informarme y abrir los ojos.
Yo sueño por un Caracas amable, de ciudadanía, sentido de pertenencia, espacios para caminar a cualquier hora del día y no ser atracada. Disfruto esos pequeños globos milagrosos que se asoman momentáneamente como efímeros rayos de luz, yoga en La Estancia, concierto de reggae gratis en Plaza Caracas, paseos gratos y alegres en las calles del Municipio Chacao, deportes en el Parque del Este, piscinas y juegos inflables para niños y niñas en el Municipio Sucre…Pero esos son instantes efímeros. Regreso a mi barrio y cruzo un Petare que huele a muertos. Observo a los perros callejeros y los indigentes con muecas de desespero. Lloro al niño pidiendo limosna en el semáforo. Mi alma cae, advirtiendo un grupo de adolescentes escondiendo armas de fuego en sus ropas, en la vía rápida de aniquilamiento entre mafias de las drogas. Y me imagino todo lo que no se vé ni se lee en la prensa, todo lo escondido debajo del desdén, de la corrupción, del miedo. Este monstruo tiene mil cabezas, ¿por dónde empezar y acaso valdrá la pena desenvainar mi espada del corazón? Me siento sola e inútil ante tanta realidad de violencias y temores. Siento que en general, ya Venezuela perdió su madre, perdió la mujer que educa, perdió la mamá que alimenta amor, perdió su comunicación para la paz. Venezuela es guerra en las calles, una guerra civil que es peor que cualquier otra guerra, pues es contra nosotros mismos.
Pero insisto. Sueño en la verdadera educación para la libertad. Sueño que la música y el aikido sean las llaves para la paz. Creo en la inteligencia. Creo en los acuerdos entre gentes con diferentes opiniones. Creo que hay un ciclo y que por naturaleza se deberá despertar la nación cuando ya casi no le quede vida. Acciono mi día a día para no perder ánimo en expresar mis ideas sin represión. Y aspiro a una calidad de vida que permita la sonrisa en cada transeúnte, y sobre todas las cosas, sueño que en Venezuela seamos de verdad educados para seguir educándonos en la maestría de la convivencia. ¿Viviré para experimentar esto? ¿Estaré aquí en este país cuando esto se materialice? Ojala que sí…
Parece que a muchos que viajamos desde Venezuela al exterior para unas pequeñas y modestas vacaciones, nos da un especié de “ratón viajero” al regresar a nuestro país. Venezuela, te sufro y te amo tanto. Más o menos podría decir lo mismo de alguna otra persona en alguna otra relación que he tenido en mi pasado lejano y no tan lejano, pero no me acuerdo de ninguna relación pasado o presente que supere mi relación con mi país, esa sensación de abismo y tristeza cuando llego a Maiquetía para ver que está todo peor a cuando me fui.
Yo no creo en culpar a Chávez. Ni creo en culpar a los burgueses dueños de empresas privadas. No apuntaré mi dedo hacia los chavechoros corruptos. No me burlaré en actitud de irónica crueldad hacia “el pueblo” que todo aguanta. Pero sí creo que el venezolano a pie como yo, como tú, independientemente de nuestras creencias sociales o políticas o personales, tenemos que seguir insistiendo en asumir individualmente la responsabilidad de hacer propio nuestro país, para así contribuir a que este país no muera más. En la semana siguiente a mi regreso a Caracas, indagué y fustigué a mi ego, reconstruí las razones por la cual me apego a lo material, y por ende porqué sufro al sentir que me quitan la libertad de consumir o no consumir, porqué me molesta si me coartan lo que siento es mi derecho de escoger entre esto o aquello si esto o aquello ya ni siquiera son opciones, me volví a preguntarme qué me motiva levantarme cada día a pesar de que la inflación nos come los sueldos, y cuáles serían mis responsabilidades para seguir viva en este cuerpo, en este plano, en esta sanidad aparente y temporal.
Apartando mis otros “issues” o temas que últimamente me han obligado a reconstruir mi vida personal, debo también afrontar mi deber como ciudadana. En este mi pequeño espacio, en este modesto círculo de energía, intentaré generar respuestas y acciones para hacer el bien. Confío en esto, confío solo en mi voluntad para ser valiente, para informarme y abrir los ojos.
Yo sueño por un Caracas amable, de ciudadanía, sentido de pertenencia, espacios para caminar a cualquier hora del día y no ser atracada. Disfruto esos pequeños globos milagrosos que se asoman momentáneamente como efímeros rayos de luz, yoga en La Estancia, concierto de reggae gratis en Plaza Caracas, paseos gratos y alegres en las calles del Municipio Chacao, deportes en el Parque del Este, piscinas y juegos inflables para niños y niñas en el Municipio Sucre…Pero esos son instantes efímeros. Regreso a mi barrio y cruzo un Petare que huele a muertos. Observo a los perros callejeros y los indigentes con muecas de desespero. Lloro al niño pidiendo limosna en el semáforo. Mi alma cae, advirtiendo un grupo de adolescentes escondiendo armas de fuego en sus ropas, en la vía rápida de aniquilamiento entre mafias de las drogas. Y me imagino todo lo que no se vé ni se lee en la prensa, todo lo escondido debajo del desdén, de la corrupción, del miedo. Este monstruo tiene mil cabezas, ¿por dónde empezar y acaso valdrá la pena desenvainar mi espada del corazón? Me siento sola e inútil ante tanta realidad de violencias y temores. Siento que en general, ya Venezuela perdió su madre, perdió la mujer que educa, perdió la mamá que alimenta amor, perdió su comunicación para la paz. Venezuela es guerra en las calles, una guerra civil que es peor que cualquier otra guerra, pues es contra nosotros mismos.
Pero insisto. Sueño en la verdadera educación para la libertad. Sueño que la música y el aikido sean las llaves para la paz. Creo en la inteligencia. Creo en los acuerdos entre gentes con diferentes opiniones. Creo que hay un ciclo y que por naturaleza se deberá despertar la nación cuando ya casi no le quede vida. Acciono mi día a día para no perder ánimo en expresar mis ideas sin represión. Y aspiro a una calidad de vida que permita la sonrisa en cada transeúnte, y sobre todas las cosas, sueño que en Venezuela seamos de verdad educados para seguir educándonos en la maestría de la convivencia. ¿Viviré para experimentar esto? ¿Estaré aquí en este país cuando esto se materialice? Ojala que sí…
Wednesday, June 9, 2010
O Sensei and laughter
Estar Consciente y La Relación de Reciprocidad (o Sou Tai Kan Tei)
Estar Consciente y La Relación de Reciprocidad (o Sou Tai Kan Tei)
Alguien profesa amar al otro, pero a través de su acción podría consciente o inconscientemente lastimar a la otra persona. El daño ya está hecho. Es necesario perdonar. El efecto es devastador. La cura es… ¿amar?
¿Qué es amar? Hay tantas dimensiones de esto. Para mí, simplemente es estar 100% consciente de la persona, estar consciente es poder responder, y para poder responder implica un sentido de responsabilidad. Por lo tanto, amar es estar consciente al comienzo y ser responsable al final.
Ahora me siento triste que en este proceso de aprendizaje del aikido, busco amor y ser amada, pero la ecuación no es perfecta todo el tiempo. Quizás yo sólo debería estar contenta con mi parte de la relación. Quizás no debería estar tan molesta con la otra parte, ya que nuestros caminos tienen diferentes ritmos y despertares.
Sí, por ahora estoy triste. Es necesario sin embargo. ¡Necesito sentir hasta los huesos esta tristeza para aprender a apreciar la felicidad! La tristeza es como la sombra. Sin ella, sin este contraste, no existiría la luz. Pero esto es sólo temporal, y sé que mi admisión a esta tristeza, es admitir a mi estado de apego. Sé que soy una alumna lenta, llena de ego, de deseos, ¡sin embargo tan dispuesta a aprender! Así que, el próximo paso sería…otra vez, estar consciente. La Nada. Ser Esencial. Estar Consciente.
Lo que me lleva a lo que aprendía del Sensei David Halprin, quien a su vez lo aprendió de su sensei, Shihan Mitsunari Kanai: la reciprocidad de las responsabilidades tanto de uke como tori en su relación, y ambos capaces de dar para poder recibir, se llama Sou Tai Kan Kei...
双対 sou tai: reciprocidad, recíproco
関係 kan kei: una relación, una conexión
Awareness and The Relationship of Reciprocity (or Sou Tai Kan Tei)
Someone professes to love another, but through his/her action may consciously or subconsciously hurt the other person. Damage is done. Forgiving is necessary. The effect is devastating. The cure is … love?
What is to love? There are so many dimensions of it. For me, it is simply to be 100% aware of that person, to be aware is to be able to respond, to be able to respond implies a sense of responsibility. Hence, to love is to be aware at the start and to be responsible at the end.
Now I am so sad that in this learning process of aikido, I seek to love and be loved, but this equation is not always so perfect. Maybe I should just be content with my part of the relationship. Maybe I should not be so upset about the other part, since our paths have different rhythms and awakenings.
Yes, for now I am sad. It is necessary, however. I need to feel to the bone this sadness to learn to appreciate happiness! Sadness is like a shadow. Without it, without this contrast, there would be no light. But this is only temporary, and I know that admitting to it is admitting to my state of attachment. I know I am but a slow learner full of ego, full of desires, but yet so willing to learn! So, the next step should be… again, awareness. Nothingness. Suchness. Awareness…
Which leads me to what I learned from Sensei David Halprin, and in turn he learned it from his sensei, Shihan Mitsunari Kanai: the reciprocity of responsibilities of both uke and tori in their relationship and both being able to give in order to receive is called Sou Tai Kan Kei...
双対 sou tai: reciprocity, reciprocal
関係 kan kei: a relationship, a connection
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